A esta
santa polaca (1905-1938) propagadora de la devoción a al Divina Misericordia no
le fue extraño el don de profecía que le permitía ver con claridad el futuro de
las almas y de los acontecimientos. Anunció ocho años antes de su comienzo la
última guerra mundial (1939-1945) y que sería larga, y que Varsovia sería
bombardeada, y el año y día de su muerte.
Escribe
esto- le dijo un día Nuestro Señor-:
antes de
venir como Justo Juez, vendré primero como Rey de Misericordia. Precediendo al
día de la Justicia, habrá una señal en el cielo, dada a los hombres. Toda luz
será apagada en el firmamento y en la tierra. Entonces aparecerá venida del
cielo la señal de la Cruz, de cada una de mis llagas de las manos y pies
saldrán luces que iluminarán la tierra por un momento. Esto será poco tiempo
antes del último día. “Quiero a Polonia- le dijo otro día- de una manera
especial. Si es fiel y dócil a mi voluntad, la elevaré en poder y santidad, de
ella saltará la chispa que preparará al mundo a mi última venida”
Esa chispa
que saldría de Polonia era el Papa Juan Pablo II, que ha tenido un larguísimo
pontificado lleno de frutos de santidad.
El santo
Pontífice Juan Pablo II, ha preparado ya al mundo para la segunda venida del
Señor. En medio del temporal que azota la Barca de Pedro ha conducido a la
Iglesia hacia las dos columnas de salvación: la Virgen y la Eucaristía. Su
última obra es reveladora: Vamos,
levantaos ya... Ya ha llegado el tiempo de la prueba, de la gran
Tribulación a que será sometido el nuevo Pontífice, la Iglesia y sus hijos. Se
acerca la hora de las tinieblas.
En 1935
tuvo la Santa una aparición que le atemorizó mucho. Vio un ángel como ejecutor
de la justicia de Dios. En sus manos tenía truenos y relámpagos...Cuando Santa
Faustina vio las señales de la ira
divina con las cuales cierto país de la tierra sería castigado especialmente,
imploraba misericordia al ángel, pero notó enseguida que sus plegarias eran
impotentes contra la ira de Dios... En el mismo momento vio a la Santísima
Trinidad, que irradiaba majestad y
santidad incomprensibles. Al mismo tiempo oyó interiormente palabras con las
cuales empezó a implorar fervorosamente por la salvación del mundo. Y ¡Oh
milagro! El ángel era impotente contra esta oración y no podía ejecutar el
justo castigo. Las palabras con las que imploraba la misericordia de Dios eran
las siguientes:
“Padre eterno, yo te ofrezco el cuerpo, la
sangre, el alma y la divinidad de tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo,
por nuestros pecados y los pecados del mundo entero. Por su pasión dolorosa,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.
En 1936,
el día 25 de marzo, fiesta de la Anunciación, se le apareció la Santísima
Virgen María y le dijo estas palabras:
“Yo di
al mundo al Redentor y tu tienes que hablarle al mundo de su Misericordia y
prepararlo para su segunda venida. Vendrá no como Redentor Misericordioso sino
como Justo Juez.
Habla al mundo de mi Misericordia, para que
toda la humanidad conozca la infinita Misericordia mía. Es la señal de
los últimos tiempos. Después de ella vendrá el día de la justicia. Todavía
queda tiempo ... Antes de venir como Juez justo, abro de par en par las
puertas de mi Misericordia. Quien no quiera pasar por la puerta de mi
Misericordia, deberá pasar por la puerta de mi Justicia.
Este día tan terrible vendrá; será el día de
la Justicia, el día de la Ira de Dios... Los ángeles tiemblan al pensar en este
día... Habla a las almas de la gran Misericordia de Dios, mientras hay tiempo.
Si te quedas en silencio ahora, serás
responsable de la perdida de un gran número de almas en aquel día terrible. “No
tengas miedo y se fiel hasta el fin. El Jubileo de la misericordia, también llamado coloquialmente Año de la Misericordia, es un jubileo que se celebra durante el Año Santo Extraordinario que comenzo el 8 de diciembre de 2015 y concluirá el 20 de noviembre de 2016.
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